sábado, 12 de mayo de 2012

Que el dolor no se convierta en tu aliado.

Y de repente, no sabes nada. En un segundo todo cambia. Ves como al rededor todo es risa, felicidad. Pero ahí estas tú, sumergida en tu mundo que está muy lejano del resto de personas. No piensas nada, o quizás piensas demasiado. Todo se enreda en tu cabeza, nada está claro, sólo hay confusión nada más. Sigues inmóvil, sin respuesta. Parpadeando cada largos intervalos, con la mirada fija en sus ojos, la respiración entrecortada y un fuerte nudo en la garganta. Los sonidos son confusos, sientes que alguien te habla pero estás demasiado ocupada en ordenar las ideas de tu cabeza como para escuchar que es lo que dicen. No hay respuesta, no la hay. No existen las palabras necesarias ni hay tiempo para decirlas. Lo correcto o no pero hay que hacerlo.Arrepentirse si es necesario, llorar si es requerido. Luchar por lo que se quiere, hasta el punto de querer rendirse, pero cuando llegue ese momento recordar la recompensa.Llegar hasta el final, pero sin que importe ganar. Pero ante todo, y lo más importante, ser fuerte toda la eternidad.

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